Capítulo 11
Luca llevaba una camisa blanca y de pie bajo un árbol.
Un hombre tan guapo y apacible, no es de extra?ar que Cristina estuviera loco por él durante tres a?os.
—Cristina... —Luca se dio la vuelta y dijo.
Se quedó atónito con la chica que tenía delante.
Ella era como si una hada, haciendo que Luca se quedó boquiabierto.
Cristina le preguntó con frialdad:
—?Qué quieres hacer?
Al escuchar la voz familiar, Luca se sorprendió aún más:
—?Eres Cristina, cómo puede ser?
En la memoria de Luca, Cristina siempre había vestida de forma poco convencional.
Por lo tanto, nunca le había gustado Cristina.
Pero nunca había visto una Cristina así, con el pelo largo y un sencillo vestido rojo que la hacía parecer brillante y delicada.
Y el rostro que ya no llevaba un pesado maquillaje era aún más sencillo y bonito.
Era incluso más guapa que Lola.
—Puedes irte si no tienes questiones —Cristina dijo.
Gonzalo estaba sentado en el salón y podía oír claramente las palabras de fuera.
Las palabras de Cristina le pareció bastante agradable al oído.
Luca observó el cambio de Cristina, no solo en su aspecto, sino también en su actitud hacia él.
Esto hizo que Luca se sintiera incómodo.
él se adelantó y dijo:
—Estoy aquí para llevarte. Gonzalo es un loco, no puedo dejar que te haga da?o.
Cristina le apartó directamente la mano a Luca:
—Cuida tus palabras, no habla mal de mi marido.
Luca frunció el ce?o y le contestó:
—Realmente estoy aquí para llevarte. No puedes casarte con Gonzalo.
—Gonzalo es un loco, no reconoce a sus seis familiares cuando se vuelve así. A cuántas mujeres han herido por él.
Cristina le interrumpió:
—Fue muy amable conmigo y no me hizo da?o.
Luca se quedó helado y miró a Cristina viendo los moratones que tenía en los brazos y en el cuello:
—?Tienes los brazos todos magullados y no te has hecho da?o?
—Eres un adulto, ?no entiendes que esto se llama chupetón? —Cristina le preguntó.
Las marcas que le quedaban eran un poco grandes. Se había puesto un poco de corrector, de lo contrario las marcas de los cinco dedos en su cuello habrían parecido no ambiguas, sino filtradas.
Luca estaba furioso y dijo:
—Aunque te trate bien, pero Gonzalo no vivirá hasta el a?o que viene, te quedarás viuda en aquel momento.
—Tengo un fuerte destino de marido, así que no es un problema que viva una larga vida.
—Aunque él muera, sigo siendo el heredero legal y heredo su fortuna de diez mil millones de euros, ?no está bien? —Cristina conseguió.
Luca se quedó sin razones para convencerla.
Solo pudo decir con firmeza:
—Debes venir conmigo hoy y no dejaré que sufras aquí.
Cristina le preguntó fríamente:
—?En calidad de qué dices esto?
Luca miró a Cristina y dijo:
—Mientras vengas conmigo hoy, te daré otra oportunidad e intentaré gustarte también.