Capítulo 15
—Vale —Gonzalo la miró y sonrió ligeramente.
Cristina se sintió un poco avergonzada y subió a ducharse y cambiarse de ropa.
Cuando bajó, ya había un desayuno en la mesa del comedor. Don Navarro y Gonzalo la estaban esperando.
—Buenos días, abuelo —Cristina se sentó y dijo.
—He preparado todos los regalos para tu regreso, mira qué más falta —Don Navarro dijo.
Recibí el certificado de matrimonio ayer y estuvo bien volver hoy.
—Nada más, gracias abuelo —Cristina le contestó.
—No hace falta ser tan cortés y pídele a tu padre que le preste más atención sobre la licitación para el terreno en el sur de la ciudad. Yo me he encargado de ello por mi parte —Don Navarro dijo.
Esto significaba que los terrenos del sur de la ciudad se habían decidido por Grupo Dávalos.
Cristina lo miró y dijo:
—No necesita ayudar a Jorge. La planificación de la tierra era tan grande, Grupo Dávalos no tiene la capaz de conseguirla.
Cristina se esforzó mucho antes por llamar la atención de Jorge y Luca.
Así que había una cierta comprensión de la empresa.
El plan para ese terreno en el sur de la ciudad era enorme y Grupo Dávalos no tenía suficiente dinero para invertirlo.
Don Navarro miró a Cristina con cierta sorpresa y dijo:
—Grupo Dávalos también es tuyo, no lo rebajes para los de fuera.
Cristina estaba pensando en la delicada relación entreFamilia Dávalosy de hecho necesitaba desesperadamente dinero y poder ahora.
Además, Grupo Dávalos era una empresa que su madre construyó de con Jorge.
Era imposible dárselo todo a Jorge.
Cuando se fue, Cristina se acercó a Gonzalo para que le diera la medicina que estaba tomando. Tenía que llevarla para una prueba de laboratorio.
Cristina no dejó que Marcos la llevara y condujo ella misma de vuelta a Familia Dávalos.
Solo cuando entró por la puerta, vio a Lola sentada en el sofá.
Lola la saludó con cara de felicidad. Al ver el rostro sencillo pero hermoso y conmovedor de Cristina, se quedó helada y luego dijo:
—Hermana, por fin has vuelto, ?estás bien? ?Gonzalo te intimidó?
Lola miró a Cristina de arriba abajo tratando de encontrar una peque?a cicatriz en su cuerpo.
Sin embargo, aparte de los moratones en los brazos y el cuello, Cristina no tenía ninguna herida y mucho menos le faltaban brazos o piernas.
Al ver la decepción en su rostro que no podía ocultar, Cristina sonrió y dijo:
—?Te decepciona que no esté herida?
—?Cómo puede ser? Es bueno que está bien y estoy preocupada por tí. No he dormido durante dos noches —Lola la contestó.
—Qué fea —Cristina dijo.
La sonrisa en el rostro de Lola se congeló, no había una mujer que quisiera ser llamada fea.
Bajó la cabeza y se mostró un poco tímida:
—A Luca no le importa que sea fea.
Cristina miró a Lola tocando deliberadamente el anillo de diamantes de su dedo anular izquierdo. Fingiendo no verlo y se sentó en el sofá.
Lola se sentó frente a Cristina, siguió jugando con el anillo y dijo:
—Hermana, Luca me propuso matrimonio. Este es el anillo de diamantes que me compró que cuesta 20.000 euros.
Ayer, después de que Luca terminara su inyección, llevó a Lola a comprarlo y flores.
Era una especie de propuesta.
—?Qué me importa? —Cristina dijo.
Esto fue un espectáculo.
Lola la miró inocente y expectante:
—Ya estás casada y no te puede gustar Luca en el futuro. Así que, ?puedes bendecirnos a nosotros?
Cristina la miró y dijo:
—Pues que tengas suerte con que tu marido te enga?e y se acueste con otras zorras.